Un empleado de un banco local reconoció en una conversación grabada que usaban información de un cliente accediendo a su recibo y no se puede usar para fines comerciales.
Los bancos gestionan las cuentas de sus clientes, pero no pueden acceder ni usar los datos de las operaciones sin el consentimiento previo y expreso de sus titulares. Así lo entiende la fiscalía asturiana, que ha denunciado a Caja Rural después de que uno de sus empleados llamara por teléfono a un cliente ofreciéndole un seguro de coche con mejores condiciones que el que tenía domiciliado en la entidad. Cuando el cliente acudió a su oficina en Oviedo y preguntó extrañado cómo sabían las condiciones de su seguro, el responsable comercial le explicó, al cliente y a la mujer que lo acompañaba, que habían accedido a su recibo. Lo que no sabía el empleado del banco es que la acompañante del cliente era una detective privada que estaba grabando la conversación.
Esa grabación es ahora la principal prueba de cargo contra el banco, denunciado por un delito de «descubrimiento y revelación de secretos» en conexión con otro relativo «al mercado y los consumidores». La Agencia Española de Protección de Datos ha sancionado en otras ocasiones a entidades bancarias por abusar de su posición ventajosa para comerciar con productos de seguros, pero esta vez Caja Rural podría haber cometido un delito. La grabación, además, refleja que se trata de una práctica generalizada. «Cuando es campaña se llama a toda la gente», afirma Juan, el responsable comercial de seguros, según la transcripción de la conversación incorporada a la denuncia. A raíz de la denuncia de la fiscalía, un juzgado de Oviedo ordenó abrir una investigación el pasado 8 de abril.
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